jueves, 7 de junio de 2012



* SIN IDENTIDAD *

Tiene nombre “pero no lo recuerda”.
Es una abuelita más, que se ausenta.
Me besa las manos y me cree su nieta.
Se ríe en todo momento ¡Siempre está contenta!
Los domingos la visito a la hora de la siesta.
Para que duerma esa noche, la mantengo despierta.
Le canto canciones como si fuera mi nena.
Me pide caramelos, que come sin la dentadura puesta.
Nena ¡Se me pegan! ¡No sabes, como me molesta!
¡No me trajiste nada! ¿Eh? ¡Sos una sinvergüenza!
Yo me hago la que lloro, y ella se desespera.
Entonces me acaricia, y su mano es suave y tierna.
De pronto se llama a silencio; entra la enfermera,
“Ladrando” en vez de hablar le dice.
¡Usted ¡ ¿Por qué no se acuesta?
¡Anoche no dejó dormir a nadie!
¿Se creyó que estaba en una fiesta?
Si esta noche pasa lo mismo.
La voy a trasladar de pieza.
Aquí la familia paga y el paciente ¡Que obedezca!
Tiene ochenta y siete años ¡Por favor!
¡Téngale paciencia!
Quise decir ¡Tantas cosas!
Pero la angustia, de mi boca cerró la puerta.
Me ahogué en un llanto sordo
Para que ella no se de cuenta.
¡No se preocupe mucho amiga!
Estos pacientes con Alzheimer.
No admiten ninguna propuesta.
Dejó la medicación encima de la mesa.
La abuela me miró y me dijo:
¡No le hagas caso nena! Ella siempre me reta.
Tenés los ojos rojos… ¿Te entró tierra?
No abuela es irritación, la compu así me la deja.
¿Cuándo me vas a leer uno de esos poemas?
¡Es una cosa muy fea! ¡No cumplir las promesas!
¡Como decirle, que había hecho uno para ella,
Y que no podría leérselo, por que me superó la tristeza.
Que para mi ser MUJER es símbolo de grandeza.
Y que aunque no recuerde su nombre.

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